7/11/10

Canción de la Esperanza


Con permiso de Carmen, vamos a cambiarla el nombre  la llamaremos ESPERANZA.







Esta canción fué escrita después de la muerte de Franco por Victor Manuel, aunque pueda parecer muy pasada de tiempo, nada más lejos de la realidad. Demasiados  paises viven en un estado de dictadura, y otros que a pesar de tener un estado democrático ¿?, sufren represalias , faltas de libertad, abusos de poder  de todo tipo y color.
Valga esta canción para poner un poco de esperanza aunque sea Esperanza Acorralada.

3/11/10

Miguel Hernandez

Nadie ha expresado tanto dolor y desgarro como Miguel Hernandez en este poema que dedicó a la muerte de su amigo  Ramón Sijé, no puedo dejar de poner este poema que pone una emoción indescriptible en sus versos. 




 


ELEGÍA

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se

me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,

con quien tanto quería)


Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.



Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento.

a las desalentadas amapolas



daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.



Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.



No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.



Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.



Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.



No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.



En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofes y hambrienta.



Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.



Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.



Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera



de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.



Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irán a cada lado

disputando tu novia y las abejas.



Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.



A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

10 de enero de 1936. Miguel Hernandez.

 


Olvido